‘Todo lugar en donde escribo es un lugar sagrado‘
El proyecto ‘Espacios sagrados’ (Sacred Places) consiste en el desarrollo de un cuerpo de obra que parte de la reflexión en torno al acto escritural y sus potencialidades que se desdoblan en operaciones diversas, entre ellas, la escritura ritual y la caligrafía como espacio de negociación entre lo profano y lo sagrado.
Lejos de una conceptualización de lo sagrado en términos de una religión en particular o como ‘creencia’, me interesa entenderlo como un modo de ser en el mundo, de experienciar eso que dinamita la potencia, la fuerza y la brújula de orientación en el mundo, aquello por lo que se estaría dispuesto a dar la vida.
En la serie ‘Palabras ocultas -Hidden Words-’ la sacralización de lo cotidiano -en particular de una acción que ejecutamos tan a menudo como lo es el acto escritural- estriba en darle un sentido de profundidad a una práctica que en su carácter vernacular amplía el espíritu a una dimensión liminal, desconocida e incluso peligrosa, como algo que le sobreviene o sobrepasa pero que es también producto de la experiencia creativa, la cual en su condición performativa supone tanto el descubrimiento como la producción del enigma.
En este sentido, estos ‘ejercicios sígnicos’ -como les llamo a mis obras- son esa extensión sagrada en la cual experimento con el papel, la gestualidad, la mancha y la deconstrucción de la letra. Cada ejercicio explora uno de los tres ejes estético-conceptuales que componen la práctica ritual: la repetición, el tiempo y la unidad.
En las obras tituladas Lugares sagrados abordo las nociones de espiritualidad, de conversión de los lugares cotidianos en espacios de excepción, la configuración del ámbito sagrado desde la repetición; el volver a una cosa, a una frase, a un gesto o un detalle es la manera de reforzar una idea que abre un tiempo mítico que dota de realidad y sentido a la práctica, de tal modo que la repetición constituye lo sagrado en el tiempo.
Las concepciones de un tiempo cíclico y uno lineal son temas abordados en las obras Sobre el tiempo. En ellas reflexiono sobre la multidimensionalidad mediante la cual lo entendemos: el tiempo como instante, como duración o como ciclo en donde hay un regreso al caos y un recomenzar.
Otras piezas se sumergen en el concepto de unión, entendido como la comunión entre las personas en el momento del ritual, fundiéndose entre sí y con la naturaleza. En lo formal, esta confluencia de energías se materializa en la unión de los signos, como eslabones ensamblados se concatenan para generar sólidas cadenas.
Mientras en algunas piezas prevalece el accidente controlado, a través del drippping, de la expresividad de la mancha, en otras, más sutiles, el foco está en la sustancia, las características de la materia, su brillo, su constancia. A través de superposiciones y transparencias cubro con texto, toda la superficie una y otra vez, para crear una especie de palimpsesto en donde se esconden una serie de inscripciones, símbolos y gestos que dan cuenta del carácter efímero del lenguaje, así como de la naturaleza hiperbólica del acto de escribir.